La pintora de plantas Marianne North llega a Tenerife en enero de 1876, en compañía de una amiga, permaneciendo cuatro meses en la isla; S. Frances Latimer, acompañada de su padre -el editor Isaac Latimer? recorre Tenerife y Gran Canaria durante los meses de marzo y abril de 1887; la viajera Margaret D'Este visita Tenerife, La Palma y Gran Canaria de enero a mayo de 1908 con su amiga la Sra. King y una cámara fotográfica. Todas tienen en común su nacionalidad, el amor por los viajes, por la escritura, y su adscripción a esa etapa de la historia del Reino Unido que se conoce como el «periodo victoriano» (1837-1901); pues aunque Margaret D"Este pertenece cronológicamente a la época eduardiana (1900-1914), su formación y actitud ante lo que ve es claramente victoriana.
Al renunciar expresamente al supuesto carácter «objetivo» y «de interés científico» con el que se adoban muchos de los relatos de viajeros de los siglos XVIII y XIX, las mujeres recogen en sus escritos aspectos que escapan a la mirada masculina. Así, lo percibido por una viajera resulta mucho más agudo, divertido y etnográficamente relevante.