El fin de esta publicación es rescatar del olvido a una profesión olvidada y ejercida por mujeres. Encargadas de comercializar el pescado, de llevar el olor y el sabor de la mar, a la tierra. Desde Los Cristianos y Las Galletas se trasladaban a pie hasta las medianías, con cargas sobre sus cabezas de hasta cincuenta kilos. Asimismo se recogen otras tareas, como el marisqueo, el raspado de la sal, o la confección de las velas de los barcos.
Recuperar todo ello al inicio del siglo XXI no debe contemplarse como una paradoja sino como un mejor entendimiento de nuestras señas de identidad, reivindicación de un espacio propio, trasmitido a través de generaciones y que debemos acercarlas a las venideras