Durante el año y medio que permaneció en Tenerife fue comisionado para realizar la topografía insular. Este trabajo le permitió a Soler redactar en 1906 la Descripción de Tenerife; un estudio concienzudo y minucioso sobre la red de caminos y carreteras, las producciones e infraestructuras de la totalidad de los pueblos y comarcas de la isla; sin olvidar datos de otro orden, como escuelas, estaciones telegráficas, e instalaciones públicas de toda índole.
En este libro podemos apreciar el conocimiento y la formación cartográfica y geológica de su autor, a la hora de describir los parajes naturales de Tenerife. Igualmente nos ofrece información de interés sobre costumbres, idiosincrasia y fiestas populares tinerfeñas de principios del siglo XX, en un relato que roza la prosa poética y una belleza literaria inesperada en un texto de estas características.