Auge y ocaso de un puerto majorero podría haber sido el título de esta investigación. En la misma se realiza un pormenorizado recorrido por el devenir del que, por momentos, fue el puerto majorero más floreciente.
A través de la obra se pueden conocer las distintas fluctuaciones que ha sufrido el puerto desde la entrada de Fuerteventura en la Historia, allá por el siglo X\V, hasta los más recientes acontecimientos, acaecidos ya en pleno siglo XXI.
Echando un vistazo a la evolución del puerto a lo largo del siglo XX contemplamos como se pasará de un momento de apogeo, vivido durante toda la primera mitad de esa centuria, en la que el tomate, la alfalfa,... y otros productos -unido a la irrupción de señaladas figuras del sur, caso de D. Matías López Hernández- posibilitaron su declaración de interés general (1903) y la puesta en marcha de las obras de su primer muelle (1919), a otra de decrepitud. Esta segunda etapa abarca desde 1950, aproximadamente, hasta el presente. Debido, quizás, a una estrategia orquestada desde el norte por políticos y empresarios, se logró frenar cualquier mejora en el puerto por espacio de cuarenta años, tiempo más que suficiente para que el rival del norte -Puerto de Cabras/del Rosario- prosperase desproporcionadamente hasta alcanzar el monopolio del tráfico marítimo.
Al presente el puerto continúa sin apenas actividad. Una infraestructura que explica, en buena medida, la potenciación de Gran Tarajal como auténtica capital del sur y que merece que se le brinde una segunda oportunidad, aquella que, durante los tiempos pretéritos -injustamente- nunca disfrutó.