En este libro, vuelvo a encontrarme con la admirable Elvireta de siempre, que ha llevado siempre con suma inteligencia, ahora auxiliada por Eva y Coro, los asuntos millarescos, y que dice alto y claro lo que piensa. La Elvireta que me autorizó a publicar, en 1998, en mis años del IVAM, las Memorias de infancia y juventud de Millares, sin cortes, ni corchetes, ni equis. La lucidez serena desde la que habla hoy Elvireta, es estremecedora. Ahora escuchemos con atención a Elvireta Escobio y a Antonio Puente.