Este libro analiza las relaciones entre el Estado y la Iglesia Católica y su dimensión social, especialmente durante los siglos XIX y XX, tanto desde el punto de vista de los católicos, como desde el de los sectores laicos y anticlericales, dado el poder religioso, político, económico y social que la Iglesia tenía. Durante la Monarquía sus relaciones no fueron siempre fluidas, pero los conflictos llegaron con la Revolución liberal y el intento de la Iglesia de conservar parcelas de dominio ante las propuestas de reformas a favor del laicismo y la secularización. En el católico franquismo, se generaron nuevas tensiones que provocaron que la alianza inicial entre ambos poderes terminara por casi quebrarse.