No se puede decir que Homer haya sido nunca un empleado modelo. Pero cuando pierde su trabajo por enésima vez, decide protestar de la forma que mejor se le da: tumbándose en el sofá y no moviéndose de allí sin hacer nada durante todo un año.
¿Lograrán convencerlo de que es una apuesta… mmm, un tanto «arriesgada»? Y si lo consiguen, ¿no será peor el remedio que la enfermedad?