Para ser un buen oso hay que saber trepar a los árboles, pescar, dar paseos largos y dormir la siesta. Eso dice el abuelo.
¡Pero ser un buen oso es tan aburrido!, piensan los pequeños Ronald, Donald, Harold y Sam. El abuelo dice que sus malabares, saltos en el aire y trucos de cuerda son una pérdida de tiempo, pero tal vez se equivoque.
A lo mejor ser un buen oso tiene más que ver con divertirse y ayudarse que con valerse solo. Y los pequeños oseznos, todos juntos, estarán encantados de enseñárselo.