El libro comienza con su viaje a Estados Unidos en 1949. Apenas tiene diecinueve años y su única compañía es un sacerdote al que acaba de conocer en el barco. Durante su primer trabajo en un hotel entra muy pronto en contacto con las estrictas jerarquías de una sociedad «supuestamente» sin clases sociales. Más tarde, tras superar obstaculos de todo tipo, tiene por fin la oportunidad de entrar en la Universidad de Nueva York, donde completará sus estudios y se preparará para su futuro trabajo como profesor.
Frank McCourt nos obsequia con nuevos capítulos de su vida y con nuevas lecciones de humanidad y de supervivencia, en el mismo tono entrañable y humorístico que ha cautivado a los lectores de Las cenizas de Ángela.