La pasión de Humboldt por la naturaleza le llevó a recorrer diferentes puntos de Europa, Canarias y América. El vulcanismo y la geografía de las plantas le entusiasmaban de manera significativa, y de ello fueron testigos de excepción el Teide (Canarias) y el Chimborazo (Ecuador).
El trabajo se adentra también en las facetas más desconocidas de Humboldt, como su interés por la política. Discípulo de la Ilustración, rechazó la esclavitud y fue un gran defensor de los derechos humanos.