Una de las novedades más llamativas es el uso de los teléfonos inteligentes, con los que los aldeanos graban vídeos y los suben a Internet para denunciar situaciones injustas: la indiferencia de la policía local o la contaminación de las aguas por parte de una planta química. Sin embargo, también pone de manifiesto un reverso malicioso: algunos se sirven de estas herramientas para expandir rumores y noticias falsas. Mo Yan relaciona estas transformaciones con acontecimientos históricos que ayudan a enriquecer el contexto: un profesor que anima a sus estudiantes a que apaleen a otra profesora más joven porque sus padres han sido calificados por la Guardia Roja como «autoridad académica antirrevolucionaria»; o un herrero que secciona la mano de su hijo sin compasión para probar su lealtad al gobierno, que demoniza a los zurdos. dos.