¡Vaya día de locos en El Eco del Roedor! Montañas de contratos por firmar, manuscritos por leer, artículos por escribir Tras largas horas de durísimo trabajo, me quedé dormido en el escritorio, y, de pronto, ¡me hallé en una fábrica de juguetes del Polo Norte! Aquella noche me aguardaba una misteriosa sorpresa ¡Nunca os lo imaginaríais!