Ammaniti presenta una galería de personajes que rozan lo
grotesco; perdedores natos entre los que destacan Rino,
«borracho, violento, inútil», y su anodino hijo Cristiano.
En una noche de tormenta, Rino decide llevar a cabo un
atraco que acaba solapándose con el asesinato y la
violación de una joven. Poco a poco se alza el retrato de
un país vulgarizado y consumista cuyos marginados se
hallan constantemente al borde de la ferocidad.