PREFACIO.
Prólogo de Zaratustra.
LOS DISCURSOS DE ZARATUSTRA.
PRIMERA PARTE.
De las tres transformaciones.
De las cátedras de la virtud.
De los trasmundanos.
De los despreciadores del cuerpo.
De las alegrías y de las pasiones.
Del pálido delincuente.
Del leer y el escribir.
Del árbol de la montaña.
De los predicadores de la muerte.
De la guerra y el pueblo guerrero.
Del nuevo ídolo.
De las moscas del mercado.
De la castidad.
Del amigo.
De las mil y unas metas.
Del amor al prójimo.
Del camino del creador.
De las viejecitas y de las jovencitas.
De la mordedura de la víbora.
Del hijo y del matrimonio.
De la muerte libre.
De la vitud que hace regalos.
SEGUNDA PARTE.
El niño del espejo.
En las islas afortunadas.
De los compasivos.
De los sacerdotes.
De los virtuosos.
De la chusma.
De las tarántulas.
De los sabios famosos.
La canción de la noche.
La canción del baile.
La canción del sepulcro.
De la superación de sí mismo.
De los sublimes.
Del país de la cultura.
De la inmaculada comprensión.
De los doctos.
De los poetas.
De los grandes acontecimientos.
El adivino.
De la redención.
De la prudencia con los hombres.
La hora más silenciosa.
TERCERA PARTE.
El caminante.
De la visión y el enigma.
De la bienaventuranza no querida.
Antes de la salida del sol.
De la virtud empequeñecedora.
En el monte de los olivos.
Del pasar de largo.
De los apóstatas.
El retorno a casa.
De los tres males.
Del espíritu de la pesadez.
De las tablas viejas y nuevas.
El convaleciente.
De la gran nostalgia.
La otra canción del baile.
Los siete sellos (o la canción del Sí y del Amén).
CUARTA PARTE.
La ofrenda de la miel.
El grito de socorro.
Coloquio con los reyes.
La sanguijuela.
El mago.
Jubilado.
El más feo de los hombres.
El mendigo voluntario.
La sombra.
A mediodía.
El saludo.
La cena.
Del hombre superior.
La canción de la melancolía.
De la ciencia.
Entre las hijas del desierto.
El despertar.
La fiesta del asno.
La canción del noctámbulo.
El signo.
Así habló Zaratustra constituye, según manifiesta expresamente su autor, la culminación de todo el pensamiento filosófico de Nietzsche, incluyendo sus textos posteriores. No es únicamente que la relevancia de ciertos conceptos permita hablar de Así habló Zaratustra como el inicio de una nueva época en la filosofía de su autor. Es que el significado de esta valoración que Nietzsche hace de su obra es crucial para entender correctamente su contenido y evitar la tentación de una exégesis que viera en el Zaratustra una simple licencia literaria o una exposición simbólica de lo que Nietzsche ya había dicho, en un formato estrictamente filosófico, en sus obras anteriores.